miércoles, 12 de junio de 2013

Empleados de Ceiss: «no somos delincuentes, solo obedecimos, eran nuestros empleos»

Aunque algunos trabajadores conocían los riesgos, la mayoría declara que no sabía nada y que incluso vendieron el producto a sus familiares

Protesta de afectados por las preferentes frente a las oficinas de Caja España en Santa Clara. 12.06.2013 | 10:29
Protesta de afectados por las preferentes frente a las oficinas de Caja España en Santa Clara.
«No es fácil soportar todo esto, las protestas, y la creencia general de que somos unos estafadores. No somos delincuentes, somos trabajadores». Con estas palabras se refiere un empleado de Caja España-Duero Banco Ceiss a la situación que ha generado el escándalo de las preferentes, con miles de afectados repartidos por la provincia de Zamora y por toda la comunidad. La situación de estos trabajadores ha cambiado en apenas un año. Hace doce meses pocos zamoranos sospechaban que tenían preferentes y, si las tenían, lo desconocían. Los empleados de banca eran ciudadanos respetados. Ahora, «cuando dices a cualquiera que trabajas en Caja España automáticamente se le viene a cabeza el tema de las preferentes. Se les ve en la cara. Te miran de otra manera». Oculto tras las manifestaciones de los afectados, en el silencio que reina en el interior de las sucursales cuando fuera soplan las bocinas, crece el calvario que están viviendo algunos trabajadores.
«Seguíamos instrucciones, no podíamos hacer otra cosa, eran nuestros puestos de trabajo». Manuel, un trabajador de la entidad, reconoce que «algunos sabíamos lo que era, pero era cuestión de trabajo». Es un nombre ficticio, porque el anonimato es la obsesión de todos aquellos que sufren el enfado diario de los que no pueden recuperar su dinero. Sin embargo, recalca que «no somos estafadores, no nos hemos enriquecido con esto, eso serán otros, no lo sé». Preguntado por si comercializó preferentes aunque conocía su riesgo, Manuel confiesa que «no recuerdo si lo hice alguna vez, intenté evitarlo». Aun así, no lo impidió.
Para entender bien este conflicto es necesario un dato fundamental. Muchos empleados de Caja España-Duero tienen preferentes, aunque es difícil precisar cuántos. Esto podría demostrar que, efectivamente y como suelen decir, la mayoría no conocía los riesgos de este producto híbrido, llegando el desconocimiento a tal extremo que incluso las compraron para sí mismos. «La mayor prueba de que no quise engañar a nadie es que yo también soy preferentista», indica Ricardo, otro empleado con nombre figurado por miedo a que salga a la luz pública. Lo peor, declara este empleado, dar la cara ante la familia. «Yo tengo familiares a los que les vendí preferentes. Se las vendí yo. Les dije que era un producto muy bueno, que tenía unos intereses altos, que era seguro, que detrás estaba el Banco de España y la Comisión Nacional del Mercado de Valores, que le daban categoría al producto». Ahora se han dado cuenta de que, en realidad, «no tienen nada».

FUENTE: www.laopiniondezamora.es

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