El penúltimo rifirrafe de Medel con el BdE
La madrugada del 29 de enero de este año tenía una inevitable sensación de déjà vu en la sede del Banco de España en
Cibeles. Recordaba, y mucho, a la del 22 de mayo de 2010, otra larga
noche de pelea para intentar salvar de la nacionalización a una caja de
ahorros. Había cambiado el interlocutor a este lado del teléfono: ahora
era Fernando Restoy el que llevaba los mandos de la operación en vez de Javier Aríztegui, el subgobernador de MAFO. Pero al otro lado la voz era la misma: Braulio Medel.
El presidente de Unicaja también fue el protagonista de la caída de CajaSur -la
segunda entidad caída en la crisis tras CCM- hace tres años y medio, al
imponer unas exigencias tales para quedarse con ella que los gestores
de la caja del cabildo catedralicio cordobés las rechazaron de plano,
tras una noche frenética de idas y venidas, llamadas, reuniones
improvisadas en restaurantes... que culminó a las 2 de la mañana con el
anuncio de la intervención de la entidad ante la imposibilidad de llegar
a un acuerdo. El fantasma de ese fracaso sobrevolaba el Banco de España
la semana pasada.
"No puede volver a pasar, hay que evitarlo como
sea", era la consigna en el supervisor. Máxime, cuando la absorción de
Ceiss llevaba casi tres años dando vueltas -se anunció en abril de 2011-
y no terminaba de culminar. El proceso de fusión más largo de la
historia de la banca española no podía fracasar. Sabedor de ello, el
viejo zorro de Medel, el único banquero oficialmente jubilado que
preside una entidad financiera (aunque ni mucho menos el único que ha
rebasado la edad legal), estaba decidido a tensar la cuerda al máximo. Total, si se rompía, el problema, y las culpas, serían para el Banco de España y el FROB, no para él.
El presidente de Unicaja, Braulio Medel (Efe)
Y
lo cierto era que tenía todos los triunfos en la mano. Como era de
esperar, los preferentistas de las antiguas Caja España y Caja Duero
habían dado la espalda al proceso de canje con Unicaja pese a los
atropellados intentos del FROB por endulzar la oferta, que sólo habían
generado confusión y más rechazo al proceso. Eso dejaba la solución
final en manos de Medel. Y un superviviente como él no estaba dispuesto a
dejar pasar una ocasión como esa: “Yo me quedo con Ceiss, pero vosotros me dais lo que yo pida”, venía a ser su postura.
Las nuevas prebendas
Ante
el previsible fracaso de la oferta, las dos partes llevaban varios días
buscando soluciones. Unicaja, que ya había conseguido que el FROB le
cubriera el ‘riesgo Sareb’ (la devolución de parte de lo cobrado del
banco malo por los activos de Ceiss por diferencias de valoración o
errores) entre 40 y 240 millones, pedía otros 240 para que los litigios de los preferentistas que no habían ido al canje no bajaran el capital por debajo de los 1.250 millones que consideraba sagrados.
El
FROB se había comprometido a poner ese déficit de forma genérica al
inicio de la oferta, pero ahora llegaba el momento de retratarse y el
volumen era mucho más alto del que esperaba. Medel quería garantías de Bruselas y las autoridades españolas tenían que negociar contrarreloj con la Comisión,
que se oponía a dar más ayudas a las incluidas en el rescate.
“Haberlas pedido entonces, que se os dio la oportunidad de ampliar los
41.000 millones y no quisisteis”, decían en Bruselas. “Es verdad, pero
es que nacionalizar Ceiss va a costar más dinero público que lo que pide
Unicaja”, contestaba Cibeles. Finalmente, arrancaba una carta con un
compromiso preliminar para autorizarlas. A cambio, un nuevo ajuste de
plantilla del 5% que no era mayor porque el BdE hacía el truco del almendruco con la proporción de las ayudas sobre los APR.
Más exigencias sobre la campana
Sin embargo, Medel no se conformaba con eso, y llegaba a la noche de autos sin dar su brazo a torcer. Quería sacar alguna prebenda más;
él las llamaría garantías. Aparte de los 241 millones para los litigios
y de los 160 que estima el FROB que le puede costar el arbitraje de los
afectados que sí habían acudido al canje -por no hablar de dejar a Ceiss como filial
para no contaminar las cuentas de Unicaja en vez de fusionarse con
ella-, quería que el Estado asumiera el coste de la nueva
reestructuración impuesta por Bruselas, como de la anterior. "Eso es
cosa vuestra, yo no lo he pedido". Concedido.
Además, quería imponer unas condiciones muy estrictas para la venta de los CoCos
de Ceiss que tuviera que asumir el FROB por las condenas judiciales,
con el fin de no poner en peligro su control absoluto de Ceiss: no
podría vender más del 1% a un solo inversor, no podría vender a otro
banco, debería vender paquetes pequeños para no distorsionar los precios
en el mercado... Concedido también.
Pero resulta que el Banco de España también necesitaba un favor: debía liberar parte del dinero destinado a cubrir el 'riesgo Sareb' ,
una ayuda ya aprobada por Bruselas, para destinarlo al coste del
arbitraje (los 160 millones citados), que no estaba autorizado y que Joaquín Almunia sólo
aceptaría a cambio de un ajuste mucho más grande. El truco contable ya
no iba a colar. Pero ese trasvase de las ayudas de un cajón a otro sí
era factible. Medel aceptó y se estableció el ajuste de valoración de
los activos traspasados por Ceiss en 41 millones: los 40 primeros
para Unicaja y uno simbólico para el FROB. Pero claro, Medel quería a
cambio que todo esto quedara reflejado por escrito en un hecho
relevante, con renuncia expresa del banco malo a exigir ninguna
compensación adicional por los siglos de los siglos.
La misteriosa desaparición de los hechos relevantes
Concedido
también. Fumata blanca. Por fin. Ceiss incluía todos estos compromisos
en un prolijo hecho relevante que enviaba a la CNMV poco después de las
10 de la noche. Los medios digitales rápidamente nos hacíamos eco del
acuerdo... Y entonces alguien se llevaba las manos a la cabeza en Cibeles.
"No podemos admitir todo eso en un hecho relevante, que tiene valor
jurídico. Lo de Sareb no se puede meter". Entre otras cosas, porque el
resto de entidades rescatadas iban a pedir un acuerdo similar, con
cifras tan bajas y con renuncia garantizada a nuevas reclamaciones.
"¿Qué hacemos?" "Llama inmediatamente a la CNMV".
Elvira Rodríguez con Fernando Restoy. (Efe)
En el organismo que preside Elvira Rodríguez se
quedaban ojipláticos con la historia. "¿Se puede retirar un hecho
relevante?", preguntaba el BdE. "No se ha hecho nunca antes",
respondía la CNMV. "¿Pero se puede?". "Espera que lo miremos... Sí,
poderse sí se puede, pero tenemos que avisar previamente, con otro hecho
relevante, de que se ha solicitado su retirada". "¿No hay más remedio?
Está bien, lo que haga falta". Así se hacía y, tras el aviso
correspondiente, se retiraba el documento de la discordia. Ceiss emitia otro hecho relevante
a la 1:53 de la madrugada mucho más corto, en el que se eliminaba la
cuantificación del 'riesgo Sareb', así como las condiciones de venta de
los CoCos impuestas por Medel.
La última jugada de Medel: el ultimátum
El
Banco de España le explicaba que había motivos jurídicos para ello,
pero Medel tenía que aguantarse sin sus garantías blindadas. No era cosa
de tirarlo todo por la borda después de conseguir todo lo que había
pedido... pero sí decidía meter un último rejón al supervisor. Unicaja hacía su propio hecho relevante a
las 2:07 de la madrugada. Y en él, aparte de usar un lenguaje mucho más
duro que no dejaba lugar a dudas sobre quién mandaba, añadía un
ultimátum: "Si, llegado el 31 de marzo de 2014, no se
hubiese obtenido tal aprobación [de todos los compromisos por las
autoridades competentes], Unicaja Banco renunciará a dispensar la
Condición de Aceptación Mínima del Conjunto de los Valores y la Oferta
quedará automáticamente sin efecto".
Por tanto, aunque el FROB ha vendido que la operación está cerrada y rematada, todavía hay margen para una última sorpresa.
O más bien dos. Podría ser que el colegio de comisarios -al que
evidentemente no controla el BdE- se demore más allá del 31 de marzo. O
directamente, que no apruebe esas ayudas adicionales porque España no
las pidió cuando podía haber llegado hasta 100.000 millones. Con Medel
por medio, nunca se sabe. Que se lo digan a Aríztegui.
FUENTE: www.elconfidencial.com
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